¿Tenemos que aprender jardinería en los colegios? Este es el debate de moda en los Estados Unidos. Mientras los más progresistas abogan por enseñar a los niños cómo cultivar verduras y flores en la escuela, hay un contra-movimiento que dice que a los niños se les debe enseñar historia y matemáticas y que no es la escuela quien debe enseñarles a cultivar lechugas.
Hace tiempo que se habla del tema; la administración americana está apoyando que las escuelas públicas tengan su propio huerto en el que los alumnos aprendan a cultivar productos ecológicos y con ello mejoren su percepción de los alimentos y aprendan a comer productos más sanos. Incluso los padres y las instituciones privadas contribuyen a financiar estos huertos en estos tiempos de crisis. La mayoría creen que es positivo. La restauradora californiana Alice Waters es una de las principales promotoras de los cultivos ecológicos y de los huertos escolares. Alice Waters es propietaria del restaurante Chez Panisse, en Berkeley, California. En un restaurante que cuenta con una estrella Michelin y que promueve la cocina orgánica, los productos locales que no se transporten a largas distancias, emitiendo CO2 en el transporte, y es una firme defensora de los programas educativos sobre alimentación, en definitiva, se trata de un restaurante sostenible que aboga por la filosofía "slow food". Waters cree que los niños deben aprender ecología y gastronomía en el colegio, puesto que en casa está claro que no aprenden ni a comer bien ni a cuidar el medio ambiente, ya que el problema de la obesidad infantil está creciendo y los problemas medioambientales, también.
Los más conservadores, opinan que el movimiento pro-huertos escolares va a contribuir a aumentar el fracaso escolar, puesto que las horas que se dedican a la jardinería son horas que no se dedican a lo que realmente, según ellos, es importante. Lo importante para ellos son los conocimientos tradicionales, el álgebra, la literatura o la historia, como si una cosa tuviese que ver con la otra. Según un artículo publicado este mes por Caitlin Flanagan en The Atlantic Magazine, cultivar en el colegio es perder el tiempo. Su lógica es aplastante: como la gente con menos recursos es la que come peor, si educamos a sus hijos correctamente en las disciplinas tradicionales, encontrarán mejores trabajos, ascenderán en la escala social y por lo tanto dejarán de comer fast-food! Caitlin Flanagan es una controvertida escritora que ha puesto los pelos de punta a las feministas americanas por abogar por la familia tradicional, es decir, aquella en que la mujer se quedaba en casa cuidando los niños, cosa que ella hace muy bien, entre artículo y artículo. Me imagino que también debe enseñar a sus hijos a comer bien.
Yo soy una defensora de los huertos escolares, como mínimo en las zonas urbanas donde la mayoría de niños, y muchos de sus padres seguramente, no han visto en su vida una planta de tomate o de berenjena. A lo mejor no les ayudará mucho a entrar en la Universidad, pero si llegan, será con la salud física y mental necesaria para afrontar los estudios!
(Silvia Bures, LAVANGUARDIA.ES)